Al principio de la transición resurge con fuerza el sentimiento autonomista. Autonomía y libertad son sinónimos de la misma lucha y se ve la consecución de la Autonomía como el medio para solucionar los males de Andalucía. Las diferentes acciones por la Autonomía desembocan en la convocatoria del primer Día de Andalucía el 4 de Diciembre de ese mismo año. Cerca de dos millones de andaluces se manifestaron el 4 de diciembre "Día de Andalucía" para exigir la Autonomía. Quinientos mil manifestantes en Sevilla, alrededor de ciento cincuenta mil en Málaga, cien mil en Granada, ochenta mil en Huelva y en Córdoba, setenta mil en Cádiz, setenta mil en Jaén, diez mil en Almería, Ronda, Campo de Gibraltar y en Antequera y más de un cuarto de millón en Barcelona, emigrantes de la novena provincia. Todos ellos, con cientos de miles de banderas verdes, blancas y verdes.
Con exigencias concretas que reniegan del paro y piden trabajo. Casi dos millones de andaluces que llenaron con sus gritos y consignas nuestras calles, demostrando que Andalucía ya está despierta y que ha sido la clase trabajadora quien ha contribuido a esta toma de conciencia popular en pro de una autonomía auténtica, que no una descentralización administrativa. El 28 de febrero día actual de Andalucía, representa la traición del Partido Socialista a los principios de la autonomía.
Los dos textos del Estatuto de Autonomía no han solucionado la situación de desigualdades, paro y pobreza que sufrimos. Seguimos en una tierra dominada por las bases militares norteamericanas, el colonialismo inglés, y los terratenientes. Por lo tanto reclamamos nuestro día, no desde la óptica meramente identitaria, sino desde la óptica de clase, la de un pueblo que 30 años después, sigue peleando por su libertad y sus derechos.
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